Nueva York, NY, June 5, 2024 — Representantes del International Rescue Committee (IRC), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y organizaciones socias de USAID Proyecto RETO: Investigación en Educación para Oportunidades Transformadoras conversaron el miércoles en un webinario sobre lecciones aprendidas en relación con el uso de la evidencia para prevenir la violencia a través de la educación en Guatemala, Honduras y El Salvador.
Las personas jóvenes (niñas, niños y adolescentes) pueden ser a la vez víctimas y perpetradores de violencia en América Latina que, por distintos indicadores, es considerada la región más violenta en el mundo. En la sesión virtual las y los panelistas compartieron evidencia sobre lo que funciona en la prevención y respuesta a la violencia en contextos educativos. Las y los panelistas participantes fueron: Michael Lisman y María Delfina Flores de USAID; Ligia Aguilar del IRC; Hilda Rosales de Fundación para la Educación Integral Salvadoreña (FEDISAL); German Moncada de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM); y Santiago Ávila, Jóvenes contra la Violencia Honduras (JCV HND).
El equipo de USAID Proyecto RETO analizó más de 80,000 estudios en inglés, español y portugués para identificar brechas, oportunidades y determinar qué funciona para prevenir o responder a la violencia en contextos educativos. Los resultados se compilaron en síntesis de evidencia que indican claramente dónde hay pruebas sólidas de que ciertas intervenciones son efectivas para prevenir o responder a la violencia en contextos educativos. Los tipos de intervenciones con la evidencia más fuerte incluyen:
- Las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes son quienes más sufren violencia, pero usualmente se les excluye de los procesos de formulación de propuestas para prevenirla.
- Los programas para padres, madres y tutores tienden a tener resultados positivos cuando se garantiza la participación de los hombres, tienen contenido enfocado en abordar las normas que apoyan la violencia contra las y los adolescentes y amplían el debate y la deliberación sobre normas sociales.
- Las intervenciones de aprendizaje socioemocional en las escuelas tienen resultados positivos, pero es necesario crear condiciones óptimas para que puedan implementarse en los tres países.
- Aunque actores clave como los ministerios de educación reconocen la relevancia de usar evidencia sobre el papel de la educación para la prevención de la violencia, existen barreras como el nivel de comprensión y su relación con las prioridades educativas a nivel local o su aplicación práctica.
- Hay evidencia sólida y de calidad (aunque limitada) sobre la efectividad de las intervenciones con adolescentes y jóvenes, sin embargo, también existen brechas significativas respecto a programas enfocados en la violencia de género; la reducción de prácticas discriminatorias y excluyentes hacia la comunidad LGBTQ+; y el trabajo con migrantes, refugiados, pueblos indígenas y personas afrodescendientes.
- La aplicación de evidencia promovida por actores como el Banco Mundial, USAID y el BID para informar políticas educativas para la prevención de la violencia e intervenciones (programas y proyectos) sigue siendo un desafío debido a aspectos como el difícil acceso a evidencia de calidad con enfoque local y su disponibilidad en español. Incluso si la evidencia está disponible en español, el lenguaje utilizado puede ser complejo.
USAID Proyecto RETO fue implementado por el IRC en cooperación con 12 socios nacionales en el norte de Centroamérica para crear demanda de soluciones sostenibles para la prevención de la violencia que afecta a las y los jóvenes a través de políticas y programas educativos basados en evidencia.
Adicionalmente, USAID Proyecto RETO incluyó la colaboración con 38 organizaciones de los sectores educativo, privado, sociedad civil y juvenil para recopilar hallazgos. Además, el proyecto involucró a 485 jóvenes en programas de fortalecimiento de capacidades para el liderazgo y la defensa (basados en la evidencia disponible) para promover su participación activa como agentes de cambio.